¿Como comunicarnos y acercarnos más a nuestro perro?

Los lobos, son ancestros directos de los perros. Luchan por diferentes recursos o intereses como el alimento, el agua, la pareja, el lugar de descanso e incluso por su amo o a quienes consideren su familia. Los perros heredaron estos intereses del lobo y le agregaron uno más, producto de su característica de doméstico: los juguetes. Los perros son niños eternos. A ese fenómeno se lo llama «neotenia» y es en el perro, la especie en donde más se puede visualizar.

Los lobos: Antepasados del perro doméstico

Sabemos que el lobo y el perro comparten muchas características, aunque son al mismo tiempo muy diferentes. Están muy cerca unos de otros en la escala biológica pero no están amontonados. El perro que conocemos hoy en día tiene muchos comportamientos parecidos al del lobo, sus ancestros directos. Antes de acostarse, un perro da vueltas como lo hace el lobo. La diferencia está que en el ámbito silvestre, el lobo se acuesta sobre hojas y pastos y el perro doméstico lo hace en el living de una casa. Aquí podemos apreciar como conservan los perros de hoy esa conducta del lobo. Cuando suena una sirena, sea de ambulancia, policía, bomberos o cualquier alarma en el barrio. Nuestro perro, seguramente notaremos, que contesta a este ruido con un aullido marcando su posición, su localización y manifestando su soledad. Aunque la ambulancia no les responde ellos lo hacen y esta es otra clara demostración de como un perro actual se comporta como sus directos antepasados biológicos.

Los perros viven un ambiente propio. Ellos tienen una percepción desde su óptica propia, personal y distintiva: la visión del mundo desde la situación del perro. Imaginemos que nuestro perro no sabe nada del planeta Tierra, de países, de realidades políticas. Nada de eso tiene que ver con su conocimiento o con la construcción y el armado de su realidad. El percibe su entorno desde lo que la naturaleza y su constitución biológica le permite y le traduce.

Lo que se percibe de ese entorno desde una visión muy especial y particular propia de cada especie y dentro de ella, de cada individuo, la ciencia lo llama «umwelt de la especie«. Umwelt quiere decir entonces entorno, medio ambiente o lo que rodea a un individuo según como él lo percibe. El ambiente que es supuestamente único, sin embargo, será construido y percibido según la especie y dentro de ella según el individuo del que se trate.

De esta forma, entonces, para nuestro perro, nuestra figura será la del líder de la manada y para nosotros, nuestro perro será un miembro destacado de nuestros afectos familiares. Según la visión de nuestro perro, él es el integrante de una manada; y para nosotros, él es el integrante de una familia. Una especie de relación algo esquizofrénica que viene funcionando con altibajos, pero funcionando al fin y al cabo, por muchísimos años. La misma realidad y a su vez dos concepciones diferentes. Dependerá de quién la perciba y filtre con sus herramientas biológicas, claro está.

Cada perro, percibe y reacciona según su realidad. Esta reacción y esta percepción son muy diferentes a la de la especie humana y a la de cada persona en particular. Con esto no quiero decir que no sienten, que no sufren y mucho menos que no tienen noción de lo que pasa. Los perros, perciben, sufren y sienten de manera distinta. Ellos lo hacen desde una realidad diferente, no es mejor ni peor, simplemente es como perro.

El perro, un lobo infantil

Más allá de cómo perciben tanto los lobos como los perros el entorno y la realidad, en ambos también están los intereses. Estos intereses son distintos y especiales según cada especie. 1xbet عربي Los intereses mueven la vida y determinan el comportamiento de una especie y dentro de esta, de los individuos que la conforman.

Los lobos tienen intereses de lobos. A estos intereses los podríamos definir como los recursos por los cuales luchan en la vida. Tienen recursos por los cuales mantienen una puja o lucha permanente en la naturaleza. Estos recursos o intereses son: el alimento, el agua, la pareja, el lecho o lugar de descanso o el individuo favorito de la manada. Todo esto se puede resumir en gran parte como la importancia y el alcance del territorio que maneja o domina una manada y por carácter transitivo directo, su líder. Los perros heredaron estos intereses y le agregaron alguno más. En los perros aparece el juguete como un interés primordial que hay que apreciar, cuidar y defender. Los perros juegan en cualquier etapa de la vida, mientras que los lobos solo juegan de cachorros. Una gran diferencia que marcar.

Los lobos, cuando son adultos, deben comportarse «con cierta madurez», ya que tienen que ocuparse principalmente de la supervivencia cotidiana. No pueden «darse el gusto» de dedicarle tiempo al ocio en medio del bosque en donde acechan varios peligros. Y mucho menos donde nadie te viene a llenar el comedero con alimento balanceado dos veces al día. Deben vivir en serio, deben luchar por su supervivencia y la de su familia. No tienen tiempo para jugar y mucho menos tienen juguetes.

En base a lo que acabamos de comentarles, los perros son muy parecidos en su temperamento a los lobos cuando estos últimos son jóvenes. A esta condición de conservar formas, características y acciones vinculadas con comportamientos infantiles en la adultez, se la llama con el nombre de «neotenia» y los perros son, el animal campeón de la neotenia.

Además de ser neoténicos, los perros son seres vivos altamente sociales y gregarios. Estas características de la especie son las que han posibilitado y facilitado el proceso de la domesticación. Es así que el perro se convirtió en la primera especie animal que accedió a ella. Es sabido que también el adiestramiento y el entrenamiento de los perros se facilitan por esa condición.

Nuestros perros nos miran

Los perros están diseñados, armados y estructurados para estar atentos al entorno. Son animales que por naturaleza son observadores. Los lobos necesitaron ser así por un tema obvio, sobrevivir. En cambio los perros lo heredaron de los lobos. Es así que profundizando en las características de la comunicación con nuestros perros es bueno entender que ellos escudriñan el entorno casi como si le sacaran una radiografía, archivándola y recordándola. Esta forma de capturar las imágenes, desmenuzarlas y retenerlas, que es una particularidad que actúa como una defensa frente las múltiples amenazas del ambiente, el perro la tiene especialmente desarrollada.

Nuestros perros, o por lo menos una gran parte de ellos, sobre todo los que viven en un hogar están de vicio todo el día. No tienen las preocupaciones o necesidades que tiene un animal salvaje. Es por eso que podemos notar que nos observan detalladamente. Si prestamos atención, ellos nos siguen con la mirada permanentemente, con mucho énfasis y detenimiento.

Esta particularidad que tienen los perros de mirarnos constantemente hace que, además de hablarles, sea muy importante gesticularles cuando le damos una orden o nos dirigimos a ellos. El gesto debe estar presente siempre y acompañar a las palabras cuando intentamos comunicarnos con nuestro perro. La atención de ellos la vamos a tener, la gesticulación ayudará al entendimiento de la misma.

Otro factor muy importante para tener en cuenta a la hora de vincularnos con nuestro perro es la mirada. La búsqueda de las miradas y el encuentro entre ellas son fundamentales a la hora de comunicarnos con nuestro perro. Al mirarlo, él sabrá que la cosa es con él pero también podrá evaluar nuestro ánimo y mejorar el vínculo, conociéndonos cada vez más y mejor.

Cómo hacer que nuestro perro nos entienda; La regla de las tres «C»

Un factor fundamental en la comunicación con los perros es qué palabras utiliza, cuándo y sobre todo el tono que empleamos al decir cada una de ellas. Los perros no perciben clara y puntualmente el significado de frases o de palabras que no hayan asociado antes con un gesto o con una acción de resultado satisfactorio. Ellos hablan idioma perro y nosotros hablamos en humano. Por lo tanto para poder empezar a congeniar los idiomas y entendernos, nuestras palabras al dirigirnos a nuestro perro deben ser claras, cortas y concisas: la famosa regla de las tres «C».

Debemos tratar de que ninguna palabra termine en la silaba «te» y debemos evitar repetir órdenes como, por ejemplo: «sentate», «quedate», «levantate». Lo más probable cuando hacemos esto es que el perro confunda el sentido de las órdenes debido a que terminan todas con la misma sílaba «te». Las palabras ideales, que deben ser claras cortas y concisas podrían ser, por ejemplo: «sit», «sentado»,»quieto», «stay», etc. A lo que quiero llegar con esto es que debemos evitar que el perro relacione varias ordenes con una terminación idéntica. Esto ayudará notablemente a la interpretación.

Además de lo que mencionamos, debemos saber que las órdenes no deben ser repetidas eternamente. Una o dos veces en forma concreta deben ser suficientes. La repetición lleva a la pérdida de la atención por parte del perro y a la dispersión del foco de la orden.

Nunca una orden debe ser seguida de una perorata o discurso largo sin sentido. Debemos centrarnos en la orden y en resumirla lo más que podamos. طريقة لعبة بينجو Si llenamos de palabras que acompañan una orden, el perro se va a confundir por supuesto va a interpretar mal lo indicado. Hagamos de cuenta que estamos en un país que no conocemos y que utiliza un idioma que no manejamos en lo absoluto. Si preguntamos algo a quien no habla nuestro idioma y este es muy detallista, seguramente vamos a tener que volver a preguntar. Y seguramente tengamos más dudas que antes de preguntar.

La ley de los tonos para comunicarme con mi perro

Es sumamente importante tener en cuenta la ley de tonos. La ley de tonos indica que para todo lo que signifique limite o negación, el tono debe ser grave y cortante. En cambio cuando se trata de un premio, recompensa o satisfacción, el tono debe ser agudo y complaciente. روليت عربي Los tonos son claramente uno de los elementos comunicacionales mejor comprendidos por los perros y son un eje fundamental en la comunicación con ellos. Juguemos y utilicemos los tonos de forma homogénea para lograr excelentes resultados. Cuando digo que hay que usarlos de forma homogénea me refiero a lo mencionado anteriormente. Tonos graves y cortantes para negación, reto o límites. Tono alegre, agudo y complaciente para premio, satisfacción, juego, mimos, etc.

La regla de las 5 «P» para comunicarme con mi perro

Se podría resumir y enfatizar que en la comunicación y sobre todo en el período de aprendizaje del perro hay cinco palabras importantes. Existen ciertas cualidades del mensaje que deben ser respetadas y se resumen en cinco palabras. Todas ellas tienen la particularidad de que comienzan con la letra «P».

Seguramente te preguntarás ¿Cuáles son esas palabras milagrosas que harán que mi perro me entienda? Estas palabras y cualidades del mensaje no son mágicas pero servirán de guía para que nos hagamos entender. No son cinco palabras que al decirlas nuestro perro entenderá, son cinco reglas que debemos tener siempre presentes para obtener buenos resultados. Estas palabras son: paciencia, paulatinamente, persistencia, periódico y premio.

Lo primero que hay que tener frente a un perro es mucha «paciencia«. Ellos no hablan el mismo idioma que nosotros. Entonces debemos con paciencia aprender a comunicarnos con ellos. Además debemos usarlo con calma para que nos entienda «paulatinamente«. De a poco, despacio, en forma progresiva y sin sobresaltos debe ser nuestro acercamiento a ese mundo de la comunicación entre especies.

La «persistencia» es una de las claves para que tengamos éxito en la comunicación con nuestros perros. Es de suma importancia repetir con mesura y de la forma adecuada. La repetición, el esquema de acercamiento y aprendizaje debe tener una periodicidad sistemática. Lo «periódico» nos garantizará el éxito, la obtención de los resultados que esperamos en la comunicación con nuestro perro.

Y por último llegamos a la quinta «P», «premio«. El premio es algo que es fundamental en todas las especies. Actuamos por recompensa siempre, sea cual sea esta. El premio adecuado y brindado en el momento justo facilitará nuestra comunicación y el buen resultado de nuestro acercamiento. Un buen premio es aquel que está fuera de lo habitual y es particularmente llamativo. Si nos referimos a un alimento deberá ser más sabroso, que el que come todos los días. Debe ser algo que no es cotidiano, que no lo ve siempre. Otra particularidad de los premios es que deben ser entregados en ocasiones especiales, que requieran un esfuerzo y pequeñas cantidades. Solo así lograremos generar en nuestro perro una motivación especial para que de todo por conseguir los resultados. A continuación les mencionaremos una ley que deben conocer si utilizan el sistema de premiación con su mascota.

La ley de la miguita

Lo importante del premio es la calidad y la oportunidad. La cantidad debe ser la suficiente como para percibir el premio, claro está. Pero lo importante no es tanto eso, sino la acción de dar y recibir. Por lo tanto, una «miguita» o «migaja» o mejor dicho pequeña cantidad sabrosa, no habitual y oportuna será más efectiva que otro premio dado en cantidades grandes, pero inoportuno o habitual.

Es importante destacar algo que antes se solía utilizar y que en cualquier aprendizaje moderno está completamente desterrado. La violencia, los golpes, el grito agresivo. Estos mecanismos de aprendizaje están completamente desterrados. Incluye también los castigos, encierros y miles de etc más. Todas estas prácticas deben quedar resumidas a la no premiación de nuestro perro y a una negación tajante en casos más severos. Cuando me refiero al grito agresivo no me estoy refiriendo a la firmeza ni mucho menos a levantar el tono para que el cachorro o perro adulto entienda que está haciendo algo que no corresponde. Pero hay que saber tener un límite.

Los 10 mandamientos para entender a mi perro

A modo de conclusión final de este apartado y con la intención de hacer un resumen de todo lo dicho vamos a resumirlo en 10 mandamientos. 10 puntos que hacen posible comprender y comunicarnos con nuestro perro o cachorro.

  1. Tener justeza en las palabras que se utilizan.
  2. Adecuar el tono y respetar las reglas de las tres «C».
  3. Acompañar siempre lo que se dice con gestos.
  4. Utilizar correctamente la mirada.
  5. Respetar los recursos que el perro defiende.
  6. Tener Paciencia.
  7. Actuar con persistencia.
  8. Ser paulatino.
  9. Tener un sistema de trabajo periódico.
  10. Utilizar siempre premios y nunca castigos.

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